miércoles, 22 de mayo de 2013

El arte en la Edad Contemporánea

EL GUERNICA

Título: Guernica
Autor: Pablo Picasso
Cronología: 1937
Estilo: cubista, expresionista
Técnica: óleo sobre lienzo
Tema: denuncia política
Localización: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid)




Biografía del autor
Pintor, escultor, grabador y ceramista, Pablo Picasso fue muy precoz en el aprendizaje del arte pictórico, dominando la técnica académica cuando todavía era un niño. Entre los años 1900 y 1904 vivió alternativamente en Barcelona y París donde recibió un gran número de influencias, apreciables especialmente en su llamada época azul.
Afincado en la capital francesa, el color rosa pasó a dominar sus composiciones- época rosa- hasta que inició el camino cubista con Las señoritas de Aviñon. Este estilo dominó su obra hasta 1925, cuando empezó a crear obras de una fuerte expresividad. Ambos estilos fueron mezclados por Picasso en sus centenares de obras, tanto pictóricas como escultóricas, entre la que sobresale Guernica.
En su última etapa hizo particulares versiones de obras de grandes artistas del pasado como Delacroix, Monet y, sobre todo, Velázquez.

Descripción de la obra
Sobre un angustioso escenario arquitectónico en el que apenas se reconocen unas ventanas, un tejado, un suelo de baldosas y una mesa, aparecen nueve figuras: seis personas y tres animales. A pesar del caos aparente, todas estas figuras se estructuran ornamentadamente a partir de una gran pirámide compensada por dos ejes verticales situados en los extremos.
El vértice superior del triángulo se sitúa casi en el mismo centro de la composición, esto es, en lo alto del quinqué que sostiene la mujer que entra por la ventana, y baja en sus diagonales hacia los extremos inferiores del lienzo. Dentro de la superficie dibujada por la pirámide, en el centro, aparece un caballo con una lanza clavada en el costado; a su izquierda, vemos una mujer semidesnuda que huye, y bajo las patas del animal, un soldado descuartizado.
En la parte izquierda, Picasso ordena en sentido ascendente una trágica maternidad y un toro. Al lado del animal, y en la penumbra, se encuentra un pájaro atrapado entre el techo y la mesa. La parte derecha está ocupada por la agónica imagen de una mujer con los brazos en alto, atrapada en un incendio.
El autor consigue plasmas perfectamente el horror y la destrucción derivados de la guerra mediante un lenguaje a medio camino entre el cubismo y el expresionismo, utilizando con gran efectividad los recursos expresivos que le proporcionan ambos estilos. Por un lado, la multiplicidad fraccionada del espacio real presente en la figura del caballo, el toro e incluso en la desfiguración facial de las personas, contribuye a dar la sensación caótica y destructiva de las bombas; por otro, las desgarradoras bocas desmesuradamente abiertas, de cuyo interior, en ocasiones, emerge una afilada lengua, consiguen crear un cénit expresivo difícil de superar.
La luz es totalmente artificial e incluso irreal, pues los supuestos focos_ las ventanas, el quinqué y la lámpara del techo- no producen una iluminación racional, sino que ésta viene marcada por la geometrización y la multiplicidad de puntos de vista cubistas.
En cuanto al color, Picasso utiliza una reducida gama cromática en blanco, negro y gris. Su elección se ha atribuido al impacto causado por las fotografías de los periódicos, y por la influencia de sus grabados realizados en esos mismos años. No obstante, debe advertirse que la no inclusión de un color naturalista a la escena, aumenta el impacto visual de la forma y el gesto.

Temática de la obra
El 26 de Abril de 1937, y en el marco de la Guerra Civil española, los aviones de la legión Cóndor alemana bombardearon la pequeña localidad vasca de Guernica, donde sólo quedaban mujeres, niños y ancianos. Esta masacre, considerada la primera gran matanza de civiles de le época contemporánea, captó rápidamente atención de Picasso, a quien el gobierno de la Segunda República española le había encargado, en enero del mismo año, una gran obra para la Exposición Internacional de París de 1937.
Impresionado por los hechos, el pintos malagueño inició su pintura el 1 de mayo con la intención de denunciar al mundo el ataque aéreo de las fuerzas fascistas.
En general, se ha visto a la mujer con los brazos en alto como la alegoría del dolor físico; la mujer que corre en la parte baja, como la metáfora de quienes fueron perseguidos; y la figura que sostiene a su hijo en brazos, como el símbolo de dolor psicológico de quienes perdieron a sus seres queridos, unido a la impotencia y vulnerabilidad de los inocentes. Tres figuras que representa de un modo resumido las tres crueles consecuencias que conlleva una guerra.
Por otro lado, el soldado descuartizado en la parte inferior- cabeza y brazo- ha sido visto como la alegoría del cisma de las dos Españas enfrentadas.
El personaje que introduce el quinqué por la ventana significaría la voluntad de los supervivientes de dar a conocer al mundo la crueldad de los hechos acontecidos, y la lámpara que cuelga del techo, a modo de ojo, ha sido relacionada con la falsa propaganda nacional que quiero imputar los hechos al bando republicano.
El caballo, relacionados con la población española, habría sido vencido por la fuerza bruta y la sinrazón representada por el toro. En cuanto al pájaro, se ha querido identificar con la paloma de la paz, a quien se ha dejado de lado.
La abierta simbología de los diferentes personajes, objetos y animales, buscada por el propio artista, ha sido motivo de numerosas interpretaciones en las que se ha relacionado cada elemento con infinidad de posibilidades alegóricas. El mismo Picasso, al ser requerido por el verdadero significado de la obra, quiso dejar claro que en el caso de haber querido crear símbolos precisos, lo mejor hubiera sido escribir en lugar de pintar.
A ello añadió que, en definitiva, lo que había en la superficie pictórica eran simplemente cuatro figuras femeninas chillando, un hombre yacente y tres animales que un paraje vagamente urbano y actual, del cual él daba fe de la destrucción y el impacto causado por la caída incontrolada de las bombas.
Al margen del título, nada en el lienzo recuerda explícitamente al pueblo vasco, y es que más allá de recordar lo sucedido, Picasso quiso convertir su obra en un alegato contra la dureza y la crueldad de la guerra en todos sus sentidos.

Finalmente, presentamos un vídeo informativo sobre los aspectos mas importantes de esta obra de la Edad Contemporánea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario